¿Por qué ella sí y yo no?
Una reflexión sobre la comparación, la disciplina y la fuerza que nace cuando decides dejar de rendirte y comenzar a reescribir tu historia.
REFLEXIONES
Katia Medeles


¿Por qué ella sí y yo no?
A veces nos miramos al espejo y no nos gustamos.
Vemos un cuerpo distorsionado, escuchamos en silencio frases que nadie nos dice, pero que sentimos igual: “Lo estás haciendo fatal. Estás gord@. No te ves bien.”
No son palabras directas, son mensajes que creemos leer en la forma en que otros cuidan su cuerpo, su vida, su bienestar. Vemos lo que hacen —cosas que quizá nosotros todavía no hacemos— y duele.
Miras sus piernas, su sonrisa, su fuerza, y la pregunta llega:
“¿Por qué ella sí y yo no?”
Cuando te haces esa pregunta, no estás viendo solo un cuerpo. Estás viendo disciplina.
Y la disciplina es lo que separa los sueños del abandono, lo que permite que los resultados extraordinarios existan.
Muchos utilizan su cuerpo como una herramienta de vida, de expresión, de trabajo. Y depende de ti cómo recibes ese mensaje: con dolor y sentimiento de insuficiencia… o con la chispa que despierte al gigante dormido.
Porque la tristeza no siempre es enemiga.
Puede ser la chispa que encienda tu voluntad.
El dolor que despierte tu disciplina.
El orgullo sano que te impulse a decir: “¿Por qué ella sí y yo no?”
Al principio costará. El cuerpo dolerá, la mente inventará excusas, las ganas de abandonar estarán ahí. Y es normal: la mente prefiere la comodidad de lo conocido, incluso si eso duele, antes que el esfuerzo de lo nuevo.
Pero si tienes claro tu por qué, si cada vez que dudes recuerdas esa pregunta, te levantarás. Te comprometerás contigo mism@. Y comenzarás a construir no solo tu cuerpo, sino tu identidad mental.
Porque cambiar tu cuerpo cambia tu mente.
Y cambiar tu mente cambia tu vida.
Hoy, en el gimnasio, vi a una mujer mayor apoyada en una andadera. Estaba sudando, esforzándose, luchando. Había tenido un accidente, podría haberse rendido, pero eligió no hacerlo. Estaba allí, reescribiendo su historia.
Y pensé en ella.
Y pensé en mí.
Y pensé en todos los que, a veces, nos rendimos antes de tiempo.
La vida no cambia de golpe. Cambia con pequeños pasos.
Deja de creerte víctima del mundo y empieza a hacerte responsable, aunque sea poco a poco. Cada paso cuenta. Cada decisión suma.
La pregunta “¿Por qué ella sí y yo no?” puede convertirse en un lamento… o en la chispa que despierte tu fuerza.
La decisión está en ti.
Que estas palabras te recuerden que la disciplina puede convertir tu dolor en tu mayor fuerza.
Contenido protegido por derechos de autor. Gracias por honrar la energía con la que fue escrito.
Si esta reflexión resonó contigo, te invito a explorar más en nuestras experiencias de Emoción Lab.


Transformación
Experiencias que transforman tu bienestar emocional.
Bienestar
Crecimiento
© 2025. Todos los Derechos Reservados Emoción Lab
