El amor que no pudo ser, pero nunca se fue

Una carta emocional sobre ese amor imposible que marcó tu vida. A veces el corazón se aferra a lo que no puede quedarse… pero tampoco se olvida.

CARTAS

Katia Medeles

Querido corazón,

Tú siempre decides antes que la razón.
Y cuando me doy cuenta… ya es demasiado tarde.

Esta vez, te enamoraste.
No de cualquier persona.
Te enamoraste de alguien que no era libre.
Alguien con una vida, una familia, una historia en la que yo no aparecía.

No lo planeé.
No lo busqué.
Simplemente pasó.

Al principio la miraba de lejos, con esa mezcla de asombro y ternura.
Me parecía increíble que alguien así existiera.
Y poco a poco me fui acercando.
Una palabra, una sonrisa, una conversación…
Hasta que por fin tuve su atención.

Y entonces hice todo para enamorarla.
Cada gesto, cada silencio, cada detalle… lo puse todo.
Y funcionó.

Empezó a buscarme. A necesitarme.
Y yo… ya estaba perdido.
Porque esto no era un juego.
Era admiración.
Era conexión.
Era amor.

Y eso… lo complicó todo.

Porque ella tenía otra vida. Y yo lo sabía.
Sabía que no podía quedarme… pero tampoco podía irme.
Porque lo que sentía era más fuerte que cualquier lógica.
Aunque doliera.
Aunque rompiera mi alma en mil pedazos.

Hasta que un día nos besamos.
Y ese beso lo cambió todo.
Fue el punto de no retorno.
El sello invisible de un amor imposible.

Pero no me quedé.
Tenía otras prioridades.
Quería una familia visible, no una historia en la sombra.
Necesitaba un amor que pudiera mostrarse al mundo… no esconderse.
Así que me fui.

La dejé.
Inventé excusas.
Mentí.
Y con ello, herí.

Pasaron los años.
Tuve otras relaciones.
Intenté olvidarla.

Pero ella seguía apareciendo.
Fuera de su oficina.
Frente a su casa.
No por lo que me debía.
Sino por lo que aún sentía.

Me convertí en el fantasma de una historia que yo mismo abandoné.

Y ella…
Ella eligió la paz.
Eligió desaparecer.
Se eligió a sí misma.

Y yo, desde la distancia, no podía entender cómo pudo seguir sin mí.

Hoy lo veo claro:
No me olvidó.
Se salvó.

Ella no era para mí.
Porque yo no fui capaz de romper mi mundo por amor.
Solo quería que ella destruyera el suyo.

Tal vez aún la ame.
Tal vez ella también.
Pero el amor no es solo lo que se siente.
También es lo que se decide.

Y ella decidió dejar de esperarme.

Esta carta no es solo mía.
Es de muchos.
De los que amaron en silencio.
De los que soñaron con lo imposible.
De los que besaron un amor prohibido.

Y aunque duela, también deja belleza.
Porque hay recuerdos que no se olvidan.
Y hay amores que, aunque no se queden… te cambian para siempre.

Gracias por lo vivido.
Gracias por lo sentido.
Gracias por lo que fuiste… aunque nunca pudieras ser más.

Con amor,
Katia Medeles

Que estas palabras te recuerden que incluso un amor imposible puede dejar huellas de belleza en el alma.

Contenido protegido por derechos de autor. Gracias por honrar la energía con la que fue escrita.

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